En el norte de Nicaragua, las lluvias no han cesado en días, y ahora los agricultores temen que sus cosechas de maíz y frijol de la primera siembra se arruinen por el exceso de agua. Algunas parcelas están completamente inundadas, lo que, según ellos, «quema los plantíos».
Las esperadas lluvias de inicio del invierno llegaron tarde este año, pero se presentaron con fuerza. No fue hasta principios de este mes que comenzó a llover intensamente en muchas zonas del norte del país. Al principio, los diluvios trajeron alivio a las familias del campo, quienes en mayo pensaban que la siembra de maíz y frijol de primera estaba en riesgo por la falta de agua. Ahora, el problema es el exceso.
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En el campo, las familias que producen granos básicos comienzan a preparar sus tierras desde mediados de abril. Esto incluye eliminar la maleza y rastrojos, ya sea mediante la tradicional quema o usando machete y azadón, así como la aplicación de pesticidas e insecticidas.
Después de estas preparaciones iniciales, los agricultores proceden con el arado de los surcos y la aplicación de abono. Esperan sembrar las semillas de maíz y frijol justo con las primeras lluvias, que suelen caer entre el 15 y el 20 de mayo. La cosecha se prevé para finales de agosto o mediados de septiembre, aproximadamente tres meses después. Sin embargo, el clima se ha vuelto cada vez más impredecible.
Con mucha lluvia llegan plagas
«Las ‘matitas’ de frijol todavía están pequeñas y si no para de llover se van a quemar (perder) por tanta agua», advierte Remberto Rodríguez Mairena, un productor de la comunidad Los Hatillos, ubicada en el municipio de Pueblo Nuevo, Estelí, región donde las lluvias han sido incesantes y han anegado las áreas cultivadas.
«Hay parcelas inundadas por completo. Las lluvias no afectan mucho al maíz sembrado en aquellos lugares que no son muy planos, porque no se hace laguna. Esperamos que pare un poco para que la tierra absorba toda el agua acumulada», comentó con preocupación.
Por su lado, don Anselmo Urrutia Martínez, un productor de la comunidad de Santa Rosa del municipio de Palacagüina, Madriz, explicó que, hasta ahora, «la siembra iba bien porque el invierno que se ha presentado ha sido bueno».
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«Al inicio estábamos muy preocupados porque en todo mayo no llovió nada y este mes de junio las lluvias han sido buenas. Las ‘matitas’ de maíz y frijol están de buen tamaño y esperamos que a finales de agosto e inicios de septiembre tengamos una buena cosecha, siempre y cuando pare este temporal de lluvias, sino lo va a arruinar todo», apuntó.
El exceso de lluvias también provocó la aparición de plagas, como langostas, que están empezando a infestar los cultivos de frijoles y maíz, poniendo en riesgo las áreas de siembra en comunidades indígenas como La Manzana, Los Canale y otras localidades de Nueva Segovia y Estelí, según informan los productores. Las familias campesinas están intentando controlar la propagación de esta plaga mediante la aplicación de pesticidas.
En algunas zonas, técnicos del Ministerio Agropecuario y de Agricultura (MAG) de Estelí, Madriz y Nueva Segovia, han realizado evaluaciones de los cultivos y las posibles afectaciones que estarían dejando las constantes lluvias, así como también el surgimiento de las plagas. Sin embargo, no han brindado ayuda ni asesoramiento, solo recomendaciones a los productores visitados.
Altos costos de producción
Otro desafío que enfrentan los productores este año son los altos costos de inversión para cada familia campesina en el norte de Las Segovias, debido al aumento en los precios de insumos como abono, urea, pesticidas, insecticidas y fertilizantes.
Los machetes, azadones, limas, grapas y alambre de púas para cercas y hasta las botas de hule también tienen un alto precio. Los productores han pasado de gastar cinco mil córdobas a invertir hasta más de 20 mil por manzana de tierra.
«Este año, muy pocas familias del campo araron sus tierras con yuntas de bueyes, porque usar estos animales sale caro en una parcela de tierra, ya que cuesta entre cuatro mil y cinco mil córdobas la manzana», dijo el campesino Emiliano del Socorro Gutiérrez Altamirano, originario de la comunidad El Pire, en Condega.
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«Muchos productores que tenían sus bueyes los vendieron por necesidad y por lo costoso de la vida en el campo. Sembrar maíz y frijol se ha hecho difícil, porque al final te quieren pagar una tontería por un quintal de estos productos», lamentó.
Según Gutiérrez Altamirano, la preparación y siembra de una manzana de tierra para el cultivo actualmente tiene un altísimo costo. «Cada manzana sembrada te puede dar en una buena cosecha entre 39 a 49 quintales de maíz y unos 29 a 39 sacos de frijoles. Gastamos en limpieza de maleza, arado con bueyes, aplicación de pesticidas, abono y urea y la compra de semillas, además del cuido de la siembra. Ahora, los compradores quieren que uno les venda barato. Apenas ofrecen 400 o 500 pesos por un saco de maíz y 700 a 800 por uno de frijoles», se quejó.
Optimistas
Se espera que la cosecha de la siembra de primera de maíz y frijol comience a rendir en las próximas tres semanas, con los chilotes y frijoles ‘camagües’. «Si Dios lo permite, para mediados de julio podríamos estar comiendo guiso de chilotes, elotes cocido y hasta tamalitos dulces, atoles y güirilas, además de frijolitos en sopa», anunció con optimismo don Héctor Rubén Zamora López, de la comunidad de Mozonte, zona indígena de Nueva Segovia.
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Zamora López, quien es dueño de cuatro manzanas de tierra, afirmó que había sembrado en todas sus parcelas tierras, hasta que comenzó a llover en los primeros días de junio. «Aquí todo mayo no llovió y hasta ya habíamos perdido las esperanzas de sembrar, pero gracias a Dios que vino el invierno. Como ya teníamos lista las tierras solo tiramos las semillas y ya tenemos creciendo las ‘matitas’ de maíz y frijoles. Son bendiciones de Dios porque está situación es muy difícil. Mucha gente, principalmente jóvenes, se han ido del país y hay muchas comunidades que se ven desoladas», dijo.
La siembra de primera de 2023 en la región norte de Las Segovias arrojó buenos resultados en la cosecha de maíz y frijol, según informes del Ministerio Agropecuario (MAG). La mayoría de los campesinos en esta zona reportaron haber obtenido buenas cosechas, lo que resultó en una disminución de los precios de estos productos en los mercados y comercios municipales.