En busca de fortalecer sus vínculos diplomáticos con naciones alejadas del continente americano, el régimen de Daniel Ortega y Rosario otorgó a la «súper embajadora» Tatiana García Silva una sede diplomática más, esta vez en Uzbekistán, un país ubicado en Asia Central. Con esta entrega, la funcionaria orteguista ya suma cinco embajadas en la región asiática.
Por medio de su alocución vespertina de este miércoles, 26 de junio, transmitida en los medios de propaganda oficialista, la vicedictadora anunció que García recibió el beneplácito como la nueva representante de Nicaragua ante el «hermano pueblo y gobierno» de Uzbekistán.
García Silva es una de las funcionarias orteguistas que ha ascendido hasta alcanzar el liderazgo de múltiples embajadas. El pasado 17 de mayo, Murillo anunció que se sentía «muy orgullosa» del trabajo de García, quien está como concurrente desde su oficina en Ankara, Turquía.
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Ese mismo mes, la dictadura orteguista también nombró a García como su representante diplomática en Jordania y Turkmenistán, este último es un país calificado por organizaciones humanitarias internacionales como «autoritario y represivo.
Previamente, la funcionaria sandinista se desempeñó como embajadora en Egipto y Türkiye, dos legaciones diplomáticas que antes eran administradas por Mohamed Farrara Lashtar, sobrino del dictador libio Muammar el Gadafi. Esto pareciera ser un intento del dictador nicaragüense de deshacerse del lastre heredado por el mandatario asiático, su benefactor internacional en los años 90, cuando Ortega estaba en la oposición y tampoco trabajaba.
García también laboró en el departamento de seguimiento técnico de proyectos de la cooperación en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua (MINREX) y ha sido subdirectora de Ceremonial y Protocolo y titular de la Dirección de Participación Juvenil en la Cancillería.
![Ortega le quita cuarta embajada a Mohamed Farrara Lashtar para entregársela a Tatiana García. Foto: Artículo 66.](https://www.articulo66.com/wp-content/uploads/2024/05/HIGHLIGHT-PIC-2024-05-21T094512.669-1024x576.jpg)
Situación política en Uzbekistán
De acuerdo con los reportes de la organización humanitaria Freedom House, Uzbekistán no es un país libre. Aunque las reformas adoptadas por el presidente Shavkat Mirziyoyev, desde que asumió el cargo en 2016, han llevado a «mejoras en algunos aspectos», esta nación sigue siendo un estado autoritario con pocos signos de democratización.
«No operan legalmente partidos de oposición. El poder legislativo y el judicial sirven efectivamente como instrumentos del poder ejecutivo, que inicia reformas por decreto, y los medios de comunicación aún están estrictamente controlados por las autoridades», denunció el organismo internacional.
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Freedom House indicó que, al día de hoy, «persisten los informes de tortura y otros malos tratos, aunque los casos de abuso altamente publicitados han resultado en destituciones y procesamientos de algunos funcionarios, y la corrupción a pequeña escala se ha reducido significativamente».
En mayo, Mirziyoyev convocó a elecciones presidenciales anticipadas para julio, bajo las nuevas reformas constitucionales. El político fue reelegido para un mandato de siete años con el 87 por ciento de los votos en las elecciones que, según observadores independientes, «no fueron competitivas, libres ni justas».
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A pesar de una previa relajación de las restricciones sobre el discurso y la práctica religiosa, ambas cámaras del parlamento aprobaron enmiendas legislativas que aumentan las penas para diversas actividades relacionadas con el ejercicio de la libertad de religión o creencias, una censura que también persiste en Nicaragua.
Desde el año pasado, el régimen nicaragüense ha intentado «desesperadamente» establecer relaciones diplomáticas más estrechas con países donde Estados Unidos, la Unión Europea y otras organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos tienen menos influencia, evitando así las críticas a su forma de gobierno dictatorial.