En otro ataque hacia un periodista nicaragüense, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo inauguró en León el Centro de Hemodiálisis Francisco Jarquín «Comandante Camilo» sobre la casa colonial del periodista y fundador de Radio Darío, Aníbal Toruño, quien actualmente se encuentra desterrado y sin nacionalidad, por órdenes de la misma dictadura.
De acuerdo con la información difundida por los medios de comunicación oficialistas, el orteguismo instaló este centro «en conmemoración» del 45 aniversario de la liberación de la ciudad leonesa. Este nuevo centro está equipado con 50 sillones y equipos médicos «de alta calidad», que planean atender a 450 pacientes con enfermedad renal crónica.
Los datos oficiales indican que para esta nueva edificación, algunas de las inversiones del gobierno fueron máquinas de hemodiálisis, cada una valorada en aproximadamente 30 mil dólares, y sillones de 600 dólares cada uno.
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El gobierno afirma que «este proyecto es parte de un esfuerzo más amplio por mejorar la infraestructura de salud en el país», obviando el hecho de que fue establecido en una propiedad robada al empresario radial opositor.
Al evento asistieron diferentes funcionarios estatales, entre ellos Marisela Martínez, delegada del Ministerio de Salud en León, Isidro López, representante técnico de la empresa Nipro Medical Corporation, integrantes de la Juventud Sandinista (JS), enfermeras, médicos y algunos locales.
Según el diario La Prensa, Toruño adquirió esa casa desde 1995. Además de tener un «significado especial» y un «valor sentimental», la residencia del periodista también era histórica debido a su arquitectura al estilo colonial, característica de la ciudad de León, y a sus más de «150 años de antigüedad».
Asedio a Radio Darío
El padre de Aníbal Toruño fundó Radio Darío en 1949 y fue considerada una pionera de las radiodifusoras en el país. Durante su trayectoria, ha sufrido atentados, cierres, destrucciones, «la cárcel y el exilio de mi padre, y ahora el mío», refirió el comunicador.
El 20 de abril de 2018, las fuerzas represivas del régimen le prendieron fuego a la radio. El ataque ocurrió durante las protestas sociales contra el régimen nicaragüense. «¡Están quemando Radio Darío, por favor compartan este vídeo!», clamaba un periodista de la emisora de la ciudad universitaria, la noche del siniestro, mientras se acercaba a las instalaciones prendidas, ambientadas por gritos y sollozos.
Pese a que continuaron los ataques, asedio e intimidación en contra de los trabajadores, periodistas y su director, el medio de comunicación siguió informando al pueblo nicaragüense, hasta que la dictadura orteguista lo cerró, en agosto de 2022, tras 73 años de existencia.
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A los ataques en contra de la radioemisora se sumó el despojo de la nacionalidad de Toruño, así como su exilio, el bloqueo de sus cuentas bancarias y la confiscación de sus bienes y los de sus hijos.
En una entrevista con Artículo 66, realizada el año pasado, Toruño expresó que «hay que entender que la radio que se conoció ya no existe y ahora hay que adaptarse a los nuevos tiempos, pero lo más importante es que hemos vencido la censura y los malos tiempos y los deseos (de la dictadura de Ortega) de querer apagar el micrófono que hace 73 años se fundó».