Diferentes organizaciones humanitarias han reportado que, en los últimos años, Nicaragua ha experimentado una grave crisis migratoria, que ha sido impulsada por una combinación de factores políticos, económicos y sociales. Miles de nicaragüenses salen para buscar refugio y oportunidades en el extranjero, pero este fenómeno social también traerá consecuencias para la población dentro del país.
La excarcelada política Irlanda Jérez dijo a Artículo 66 que los nicaragüenses empezaron a huir del país en 1979, con la llegada del sandinismo al poder. El segundo pico de la migración fue en 2018, en respuesta a la crisis sociopolítica y la continua represión desatada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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«Según los últimos informes de diferentes organismos, como el de las Naciones Unidas, desde abril de 2018 ha salido del país más del 15% de la población nicaragüense, lo que representa a más de un millón de nicaragüenses que estamos hoy en el exilio», afirmó.
La activista política indicó que las principales razones detrás del exilio masivo «siempre han sido por un régimen totalitario y autoritario que pretende mantenerse en el poder avasallando todo tipo de libertad y de derechos de los nicaragüenses».
La crisis económica y el desempleo también influyen en la decisión de los connacionales de abandonar su patria. «Imaginémonos nosotros a un 40% de la población que a veces trabaja para comer y a veces no. Están motivados, lógicamente, a buscar otro horizonte. Un universitario recién graduado no tiene oportunidades laborales de calidad en Nicaragua y tiene que migrar hacia otros países», agregó Jérez.
¿Cómo afecta la migración a Nicaragua?
Jerez consideró que la migración es «una enorme pérdida de talentos de profesionales de todo ese tejido que conforma una sociedad civil, la ruptura y la separación familiar y una población joven que busca otro horizontes».
Ana Quirós, feminista y miembro de directiva de la Unidad Azul y Blanco (UNAB), coincidió en que la salida de más de un millón de personas, principalmente jóvenes y profesionales, ha tenido un impacto negativo en el desarrollo del país al reducir significativamente su capacidad productiva.
«Esto afecta lo que se conoce como el bono poblacional, el período en el que la gente que está produciendo es menor que la gente que es dependiente (menores de edad y personas mayores), pero al salir principal más de un millón y medio de personas, se disminuye el aporte y los que quedan son los dependientes», resaltó la activista.
Enrique Martínez, vocero de la Plataforma de Unidad por la Democracia (PUDE), destacó que las bajas de capital humano debido a la migración masiva son significativas. El líder opositor señala que la reducción de la fuerza laboral y el aumento de la dependencia en las remesas de los exiliados son aspectos críticos que afectan la economía del país. «La dependencia de las remesas es lo que busca la dictadura para seguir tratando de sacar adelante una economía totalmente frágil», reiteró.
Martínez aseguró que la migración es un tema que «tendrá un alto impacto en esta generación y la futura», pero que es «algo que debemos de trabajar y enfocarnos en ver cómo generamos oportunidades y aprovechamos en el exilio y el destierro para salir adelante».
¿Podrán regresar los nicas?
Para que los nicaragüenses regresen al país, Jérez señala que «lo que tendría que pasar es la salida inmediata de la dictadura sandinista Ortega Murillo», Sin embargo, Jérez también menciona que la caída del régimen no garantizará el retorno masivo, sino establecer las bases de una república con oportunidades para todos».
«A mí me duele profundamente saber que tantos niños, niñas, jóvenes y adolescentes de todas las edades reales comenzarán una vida nueva, formarán una nueva familia y difícilmente el retorno se va a dar. Solo aquellos que estamos comprometidos completamente con una construcción y reconstrucción de nuestra patria lo haremos», expresó la exlíder de comerciantes.
Por su lado, Quirós añade que, para fomentar el retorno, es crucial desarticular las redes informales armadas y garantizar la seguridad y el respeto a los derechos humanos y, además, debe haber un cambio político radical y una estabilidad económica, que no está ‘a la vuelta de la esquina’».
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La feminista indica que aunque «vemos una profundización de la crisis y una continuidad de la represión, la población nicaragüense en el exterior sigue aspirando a regresar a Nicaragua».
Debido a las incesantes medidas represivas del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, por lo menos 811,127 nicaragüenses se han visto obligados a abandonar el país entre el 2019 y lo que va del 2024, lo que presenta casi el 13% de la población total. Así lo indica un informe migratorio elaborado por el académico, investigador y director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, Manuel Orozco.
El estudio, publicado este miércoles, 5 de junio, señala que actualmente 1,5 millones de ciudadanos se encuentran fuera de su patria; de estos, 811,127 connacionales se han ido del país entre el 2019 y lo que va del 2024. El resto, unas 700 mil personas, se fue entre los años de 1979 y las décadas del 90 y 2000.