A pesar de las numerosas medidas represivas desatadas contra los feligreses e integrantes de la Iglesia católica de Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo presume de ser un gobierno «cristiano, socialista y solidario». Siguiendo el ejemplo de sus padres, Camila Ortega Murillo decidió bautizar a su hijo en una celebración oficiada por un sacerdote sandinista.
La pareja dictatorial no asistió personalmente a la actividad religiosa, pero los medios de comunicación oficialistas difundieron este domingo, dos de junio, una carta firmada por los abuelos maternos en la que expresan su «alegría y agradecimiento a Dios» por la celebración del bautizo de su nieto Camilo Noé Daniel.
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El bebé es el fruto del matrimonio entre Camila Ortega Murillo, dueña de la plataforma de modelaje y modas Nicaragua Diseña y asistente personal de su madre, y Noé Salas Cisneros, un empresario que trabaja para la entidad agropecuaria Cargill. La portavoz del régimen afirmó que los padres están «orgullosos, junto a todos nuestros hijos y nietos. ¡Otra Gracia de Dios! ¡Bendecidos y reconocidos!».
La vicedictadora también agradeció al sacerdote Julio Arana, párroco de la Iglesia San Judas Tadeo, en Managua, y al cura Rafael Ríos, de Jinotega, ya que fueron los encargados de «honrar» al nieto de la pareja gobernante con el Sagrado Sacramento.
Al evento religioso acudieron el clan de los hermanos Ortega-Murillo Maurice, Laureano, Daniel Edmundo, Juan Carlos y Luciana, acompañados de sus respectivas parejas. En la foto familiar aparecen al menos 15 nietos de la pareja dictatorial de Nicaragua.
«Manipulación religiosa»
El periodista especializado en temas religiosos Israel González Espinoza dijo a Artículo 66 que exponer este bautizo en los medios informativos es una forma de «manipulación religiosa», la cual empieza desde que «un líder político utiliza un acto litúrgico, ya sea una misa, una celebración de fe, recibir un sacramento, acercarse a recibir la Comunión, con una intención evidentemente política».
«Lo que hace la familia Ortega-Murillo al exponer un acto religioso que debería ser estrictamente privado y familiar, como es el caso de la celebración de un bautismo, forma parte de la dinámica de querer vender una falsa imagen de catolicismo piadoso y de respeto por la fe de la inmensa mayoría del pueblo», señaló el comunicador.
González indicó que el régimen orteguista «no respeta la fe mientras exilian sacerdotes y persigue a los creyentes que se resisten al silencio frente a sus desmanes autoritarios». «Es blasfemo este actuar, porque toca las creencias del pueblo en Dios de una manera burda para mantener el discurso de falsa paz y respeto por la Iglesia que mantiene el orteguismo», agregó.
Iglesia pro gobierno
Varios feligreses jinoteganos han acusado al padre Ríos, encargado de bautizar al nieto de los Ortega-Murillo, de ser «un aliado del orteguismo», que apoya el sistema represivo contra la Iglesia católica y que ha recibido favores del alcalde orteguista, el sancionado Leónidas Centeno».
En 2010, el padre Ríos fue removido de la parroquia San Sebastián, en el municipio de San Sebastián de Yalí, en Jinotega. Las razones de su remoción se debieron a que promovía públicamente la candidatura del dictador Ortega para las elecciones de 2011, lo que provocó que varios feligreses dejaran de asistir a sus misas.
En el caso de Arana, también funge como el vicario judicial del Arzobispado de Managua y es considerado uno de los «hombres de máxima confianza» del cardenal Leopoldo Brenes. En 2018, fue uno de los sacerdotes que se pronunció contra la campaña de difamación de monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de la Diócesis de Managua y quien actualmente se encuentra en el exilio.
El sacerdote también afirmó que temía por la vida de «todos los nicaragüenses ante aquellas personas que albergan odio» e hizo un llamado a detener «las amenazas, intimidación y acoso a monseñor Báez» y a «toda actitud de rencor».
El periodista Emiliano Chamorro considera que «estos dos sacerdotes forman parte de un grupito de curas que reciben beneficios del régimen, entre los que destacan los ‘eternamente’ sandinistas Bismarck y Boanerges Carballo».
A lo largo de su carrera política, Daniel Ortega ha contado con el apoyo de varios religiosos de la Iglesia católica, incluso en medio de la brutal represión ejercida contra la entidad. Uno de los más destacados fue el cardenal emérito Miguel Obando y Bravo, nombrado por Ortega como presidente de la «Comisión de Verificación, Reconciliación, Paz y Justicia», una posición que usó para promover el discurso de paz y reconciliación del gobierno. Obando falleció en 2018.
El padre Nayib Eslaquit, de la parroquia de Dolores, en Carazo, también hizo pública su admiración por la pareja presidencial. Sin embargo, desde el inicio de la crisis en 2018, ha disminuido su presencia en los medios de comunicación. A pesar de los ataques directos contra la Iglesia, fue uno de los pocos párrocos en realizar procesiones y actividades públicas durante la Cuaresma de 2023.